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sábado, 27 de octubre de 2012

El Poder del arrepentimiento. jeremías 3-4



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El arrepentimiento es mucho más que solo querer cambiar de conducta. El arrepentimiento tiene el poder de mover la mano de Dios y lógicamente las fuerzas sobrenaturales.
El arrepentimiento es cambiar de rumbo, cambiar de dirección.
Es darme cuenta que estoy por el camino equivocado y direccionar mi sendero, el arrepentimiento es: tener la capacidad de retroceder para tomar el camino verdadero.

El arrepentimiento es uno de los primeros principios del Evangelio y es esencial para nuestra felicidad en esta vida y por toda la eternidad. El arrepentimiento es mucho más que limitarse a reconocer que se ha obrado mal; es un cambio en la manera de pensar y en el corazón que brinda una nueva perspectiva de Dios, de uno mismo y del mundo; implica apartarse del pecado y volverse a Dios en busca del perdón. Lo motiva el amor a Dios y el deseo sincero de obedecer Sus mandamientos.
Dios sabe y conoce todo lo que nosotros hacemos, así estemos en el lugar más recóndito de la tierra para Dios no hay nada oculto. 3: 6 “Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica.
Dios conoce nuestro pecado, pero el espera que nosotros tomemos la decisión de volver. V 7 “Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.” Como el padre del hijo prodigo, Jehová siempre está parado esperándonos con los brazos abiertos.
El sabe si nosotros lo buscamos de corazón, o si simplemente cambiamos de manera superficial. V 10 “Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
Pero sabes que es lo más maravilloso. Dios es rico en misericordia, el siempre está dispuesto a darnos otra oportunidad. Misericordia significa: perdonar a alguien que merece castigo. V 12 “Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo.
Para ser merecedores de la misericordia de Dios el nos exige:
1. Que Reconozcamos nuestros errores. V 13 “Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.” Solo si reconocemos nuestros errores podemos correguirlos y el corregir nos lleva a la perfección.
2. Convertirnos. V 14 “Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion” convertirnos es tomar la decisión de cambiar, el resto lo hace Dios, la conversión es un proceso sobrenatural, Dios lo hace a partir de que nosotros tomamos la decisión de cambiar.
El proceso de conversión se compone de:
2.1. Volvernos a Dios. 4: 1 “Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá,”  volverse es dejar de andar sin rumbo fijo y decidir tomar el camino correcto.
2.2. Arrancar de nuestro corazón lo que a Dios le molesta. V 4 “Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.” A si nos duela es necesario renunciar a lo que tenemos pegado en nuestro corazón.
2.3. Quitar de nuestra mente los malos pensamientos. V 14 “Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?” nosotros somos producto de lo que pensamos. Es muy difícil cambiar nuestra manera de actuar si primero no cambiamos nuestra manera de pensar. Si nuestra mente está desocupada necesariamente se llena de cualquier inmundicia, por eso es necesario siempre tenerla llena, ocupada con cosas de Dios.
3. Tener Conocimiento de Dios. V 22 “Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.” Nuestra mente reacciona de acuerdo a lo que nosotros le introduzcamos, si le metemos pensamientos buenos podremos actuar de manera santa, pero si le introducimos pensamientos malos nuestro proceder será malo.
3.1. Enviara siervos entendidos. Dios es un Dios de orden por eso el no va a improvisar. Si lo que nos puede salvar es el conocimiento, Dios mismo se encargara de darnos ese conocimiento a través de sus siervos verdaderos. 3: 15 “y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.” La vida eterna depende del conocimiento que tengamos de Jehová y de Jesucristo su hijo. ¿Cómo alguien puede obedecer lo que no conoce, o como puede enamorase de lo que no conoce?
Para enamorarse de alguien es necesario primero conocerlo. Entre más conozcamos de Jesucristo más nos podemos enamorar de él. Juan 17: 3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
4. Haceptar a Jehová Dios como nuestro Padre. 3: 19 “Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí.
El aceptar a Dios como nuestro padre implica obediencia, debemos someternos a su voluntad y entonces seremos dignos de su herencia maravillosa de salvación.

No basta con arrepentirse del mal que se ha causado, sino también del bien que se ha dejado de hacer.  Nunca es tarde para el arrepentimiento y la reparación



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