Moisés y Samuel eran personas que aun después de muertos sus obras continuaron hablando de ellos, eran personas que dejaron huellas que seguir, eran hombres que trascendieron después de la muerte. Tanto que Dios mismo los tenía en cuanta aun para sus comentarios.
Hay personas que al partir no dejan ningún vacio, ni mucho menos su presencia hace falta.
Así era el pueblo de Jerusalén. V 5 “Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? ”
Sus obras eran tan pobres que al morir, también con ellos morían sus obras. ¿Tus obras y las mías si pueden trascender aun a la muerte? Qué crees que pasaría el día en que tú ya no estés. Solo el servicio a los demás nos convierte en personas de trascendencia.
Para qué alguien deje huellas se necesita:
1. Ser útil: convertirse no solo a Jesucristo, sino también luchar por cambiar su vana e inútil manera de vivir. V 19 “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres,”
2 .Dejarse restaurar por Cristo. V 19 “yo te restauraré, y delante de mí estarás”. Solo él puede hacernos de nuevo, 2 Corintios 5: 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
3. Ver siempre el lado bueno de las cosas. V 19 “y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca.” no todo está perdido algo siempre hay por hacer
4. Ser una persona de influencia. V 19 “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” un buen líder no obliga hacer las cosas, ¡convence! Un proverbio chino dice: cuando se acaban los argumentos comienzan los insultos.
Solo ganando las batallas de la vida podemos ser personas que trascienden, a los cobardes siempre se los olvida, a los valientes siempre se los recuerda. ¿Tú qué quieres ser?
Cristo no va a evitarnos las peleas, pero si nos asegura las victorias, por que el está con nosotros. V 20-21 “Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová.
15:21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes.”
15:21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes.”
El boxeador jamás será victorioso si se niega a enfrentar a su contrincante. Dios no nos va a preparar un mundo aparte para nosotros, el nos va a preparar a nosotros para el mundo.
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