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martes, 30 de octubre de 2012

El comienzo de la Infelicidad. Jeremías 12



Dios nos hizo para vivir felices, todo lo que vemos en la creación así lo demuestra esta hecho de tal manera que lo podamos lograr.
Pero el hombre no ha podido ser feliz  no por culpa de Dios sino  por sus propios prejuicios. La infelicidad comienza en una persona cuando no valora lo que tiene y anhela lo que no tiene.

Jeremías no sufría por lo que no tenía, sufría por lo que otros tenían, y que según su criterio no lo merecían porque eran malos. Según jeremías no eran dignos del  amor de Dios.
El estar satisfechos con lo que tenemos no significa que tengamos que ser resignados. Antes por lo contrario. Como buenos hijos de Dios tenemos que anhelar y luchar por cada día ser mejores, ir de lo bueno a lo mejor y de lo mejor a lo excelente.
Podemos desear y luchar por tener cosas mejores sin despreciar lo que tenemos. Dios nos prueba en lo poco, el amar lo poco que se tiene y el administrarlo bien, es el principio para llegar a tener mucho mas.
La insatisfacción nos lleva a:
1. deshonrar a Dios. V 1 “Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?  12:2 Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.” Jeremías sabia que Dios es justo y que no tenía que disputar con él, pero sin embargo lo hacía. Nosotros sabemos que Dios es justo pero parece que nos acordamos de eso solo cuando nos conviene.
2. ser criticones. V 2 “Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.” Muchas veces solo vemos lo malo de los demás, porque de esta forma nosotros parecemos más buenos.
3. ser egocéntricos. V 3 “Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo;” Una persona amadora de si mismo piensa que en el mundo no hay otro tan bueno como él, y que de los demás nadie merece las bendiciones que él tiene.
4. nos volvemos perversos. V 3 b “arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza” mientras Jesucristo dio su vida por los pecadores nosotros pedimos castigo para ellos
Dios en su misericordia nos da siempre una oportunidad de arrepentirnos a todos. V 16 “Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.
En definitiva cuando no valoramos lo que tenemos y llega a nuestro corazón la inconformidad o la insatisfacción, nuestra vida se vuelve un infierno, a una persona inconforme nada le satisface, todo le parece mal. Si es un empleado le parece que sus patrones lo están explotando. Si es en el hogar es el incomprendido. Y en la sociedad es el pobre gusanito que nadie lo quiere.


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