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martes, 30 de octubre de 2012

Dime que haces y te diré quien Eres. Jeremías 22


Definitivamente el comportamiento de una persona dice más de ella que mil palabras.
Cuando los hechos hablan las palabras sobran. Los seres humanos aprendemos más de lo que vemos, que de lo que oímos,
Muchas esposas dicen: “a mí no me dolió tanto lo que me dijo sino la forma como me lo dijo” y eso es una gran verdad.

¡No eres lo que dices, sino lo que haces!

Si quieres tener una buena relación con los demás cuida mucho tu forma de hablar. En la vida espiritual es lo mismo. Nuestras obras determinan las bendiciones que podemos recibir. V 1- 4 “Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra,
22:2 y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas.  22:3 Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.  22:4 Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo
.
Por nuestras obras no obtenemos la salvación, pero si ellas hablan mucho de quiénes somos y en quien hemos creído. Santiago 2: 14- 18 “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?  2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,  2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.  2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
 
Dios nos juzga de acuerdo a nuestra manera de vivir. V 13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!
Jesucristo conoce a sus discípulos de acuerdo a lo que hacen. Mateo 7: 16 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
En la vida secular nosotros deberíamos escoger a nuestros amigos de acuerdo a  lo que ellos hacen, ya que con ellos nos identificamos. Si eres un buen cristiano tus amigos no deberían ser delincuentes o personas que no amen a Dios. Una cosa es que ellos sean nuestros conocidos en el barrio  y otra cosa es que los consideremos nuestros  amigos.
Dios nos habla en la prosperidad, solo que muchas veces permitimos que la comodidad nos haga sordos, entonces Dios tiene que acudir a su último recurso. Permitir que pasemos dificultades para que le podamos escuchar. V 21 “Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz.” Lo ideal es que aprendamos a escuchar a Dios en los mementos de gozo y así Dios no tendrá que utilizar las dificultades para llamar nuestra atención.
Cuando Dios nos desecha no es que no nos ame o  que se haya olvidado de nosotros, así seamos lo más valioso en su vida,  el permite que tengamos dificultades para que podamos escucharlo. V 24 Vivo yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría.



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